Conversamos con Isaac Soto a propósito del lanzamiento de su nuevo EP, ‘Sobrio’

Conversamos con el músico y productor mexicano Isaac Soto, con motivo del lanzamiento de su último EP titulado ‘Sobrio’, editado bajo el prestigioso sello NAAFI.

Isaac es un artista de amplia experiencia que ha labrado una trayectoria musical sumamente interesante. Sus presentaciones han sido requeridas en foros, clubes y festivales nacionales e internacionales de renombre como Boiler Room, Mutek, NRML, Burning Man y Mayan Warrior, por mencionar algunos.

 Random: Cuéntanos de tus inicios en la música electrónica, ¿cómo llegaste a ella?

Isaac Soto: Empecé cuando tenía como 17 años. En 2008, yo venía de tocar en bandas y justamente el güey que nos producía era muy clavado en la música, muy bueno, muy talentoso y hacía música electrónica. En ese momento estaba pegando el dubstep y como que esa era la música electrónica alternativa, pero ese güey hacía más como música minimalista, sin ser como el minimal techno, más hacia la onda Murcof, Álvaro Ruiz y Antiguo Autómata Mexicano. Él me dio el software de Ableton Live, me enseñó cómo samplear. El ejercicio era samplear cumbias y rebajarlas y a partir de eso hacer rolas, así me comenzó a interesar un chingo la edición de sonido. A la par estaba trabajando con otro software en Linux y al mismo tiempo estaba con Pro Tools porque grababa a otra gente, entonces veía a Ableton solo para tocar en vivo, pero luego se convirtió en el software con el que grababa. A la par ese güey usaba SuperCollider, y desde ahí como que poquito a poco me fui metiendo en la síntesis.

En 2014 me escribía con un güey por SoundCloud, y de repente un día cotorreando, platicábamos hasta en inglés y resulta que también vivía en Ciudad de México (risas), me dijo que le cayera a su estudio. Estaba iniciando una disquera, y me dice, “la presentación de la disquera va a ser el próximo viernes, ¿te jalas a tocar?” y le dije, “güey, nunca he tocado en vivo”, y respondió “vemos qué hacemos”, y esa fue la primera vez que toqué la música que venía haciendo y estuvo bien chido. Ya de ahí empecé a hacer puros lives, comencé a tocar un chingo en fiestas con DJs, y de repente dije, “tengo que empezar a hacer este pedo más variado, que no sea solo mi música”, y de ahí comencé a hacer edits de edits, edits de remixes, edits poniendo justo cosas como Álvaro Ruiz y arriba una lírica como de Britney Spears, ahí fue como que agarrando sonido lo que hago en vivo.

La parte de estudio fue como todo esto de la síntesis, del diseño, me empecé a clavar en los instrumentos, en el sonido, en la electroacústica. Tenía un piano y comencé a improvisar con el sonido, con todas las fundamentales del sonido, pero también me empecé a interesar un chingo en la captura de sonido. Igual desde ahí me interesé en las máquinas para grabar sonido, las máquinas de mano, las máquinas de cinta, la cinta en general como la de cuatro tracks Tascam, hasta las más grandes como las Panasonic, las que les dicen de riel a riel, y también en los efectos, efectos de cinta, delays de cinta, en los efectos físicos como los reverbs de placas, reverbs de resorte.

Esto último que mencionas a nivel técnico y de producción, ¿ya se ve reflejado en el álbum “Nueve Punto Ochenta Siete Seis”?

Ahí lo que pasaba es que estaba bien chavo, también no me iba tan chido, entonces en ese álbum lo que pasó en cuanto a sonido fue que no tenía la lana y todo lo construía en la computadora, no tenía como para tener un espacio y un instrumento acústico real, entonces lo que usaba mucho era síntesis de modelado físico que es como esta síntesis para emular sonidos. Justo cuando salió este álbum estaba en la carrera, estudié ingeniería civil, como que no tenía mucho que ver con la música directamente, pero me gustaba llevar a la música algunos cuestionamientos que salían desde la ingeniería.

Acabas de lanzar un nuevo disco titulado “Sobrio”, editado por NAAFI, cuéntanos acerca de él, ¿qué inspiró su creación? ¿Cómo fue el proceso creativo?

Son 4 rolas, no fue algo premeditado, comencé a hacer todas las canciones una vez que dejé de tomar, entonces como que cada una era una sensación, un sentimiento, pensaba algo y decía “¿qué rola va con este pensamiento?” En 2020 empecé a hacer las canciones, coincidió con un amigo que tenía un instrumento que se llama balafón, que es como una especie de marimba africana y me dijo, “oye güey, me tengo que ir a Tulum, ¿quieres que te lo deje?” Me lo dejó aquí en la casa, entonces comencé a hacer experimentación y de ahí salió toda la paleta de sonidos del EP.

En realidad, las canciones se hicieron muy rápido, en tres o cuatro días en promedio. Lo que sí tomó más tiempo fue la mezcla. Terminé las rolas y se las mandé a Lauro Robles. Él me dijo: “Oye güey, me gustaron un chingo. ¿Por qué no le caes al estudio, las escuchamos y me enseñas qué más tienes?” Le enseñé un chingo, estuvimos escogiendo y estas fueron las que se quedaron. Las mezclamos y Lauro me dio la opción de que salieran en NAAFI.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Lauro?

Estuvo chido, yo lo conocía porque me acuerdo que coincidíamos en fiestas y platicábamos, pero solo eso. Me di cuenta que teníamos un chingo de gustos similares, él estaba muy en el pedo de la música prehispánica, compartimos justo un chingo de música como de Jorge Reyes, me enseñaba composiciones loquísimas de Xenakis, música súper clavada. En realidad es muy clavado en la cuestión del sonido, en la filosofía que hay detrás de la música, y trabajar con él estuvo chido, hicimos match en corto, estuvimos haciendo esas rolas y de hecho hicimos más. Las mezclamos y luego luego entendió el sonido, le dio ese carácter que le faltaba.

A la fecha, ¿en qué medida crees que ha evolucionado tu sonido?

Después del 2014 siento como que todo se fue a un hoyo, cada vez iba de peor en peor, siento que me empecé a corromper de tanto tocar en fiestas, de tanto tocar en lugares, como que las fiestas iban siendo cada vez más chidas. Me acuerdo que una vez me invitaron a tocar y me dijeron “esto lo va a transmitir Boiler Room”, yo así pensando como de “güey, es Boiler Room y tengo que hacerlo muy chido”, estaba bien chavo, aparte justamente como estaba metido en el mundo de la fiesta como que pensaba pura mamada.

Recuerdo que la música comenzó a cambiar, las cosas que hacía eran más dirigidas a la fiesta, y como que ahora veo un poquito hacia atrás y me da risa porque hacía cosas que definitivamente hoy jamás haría musicalmente. En ese sentido siento que la música es más honesta, concuerda con lo que pienso, siento que la música ha madurado, es más auténtica, es más fiel a lo que soy, más pensada.

¿El cambio en tu estilo de vida cómo que se reflejó a nivel de producción en “Sobrio”?

Justo creo que va de la mano con eso que te estoy diciendo, que todo ese periodo oscuro como de 2018 a 2020 más o menos fue como ir apilando cosas, sentimientos muy oscuros, apilando, apilando y apilando, como que eso se reflejaba en la música y como que no lo sabía sacar, no porque ahorita no los tenga o que no pase por esos sentimientos, ahí pueden estar, pero tengo la forma de procesarlos y externarlos. Siento que ahorita que escucho “Sobrio” lo siento más sano en el sentido sonoro, más maduro y más consciente de muchas cosas, y sí, siento que sí ha cambiado, como que ahorita está mejor pensado, más claro, hasta en cuestión de mezcla siento que está más claro, las cosas se entienden mejor, es más auténtico.

¿Hay algo específico que hayas experimentado o descubierto recientemente en tu forma de producir?

Aparte del sonido yo diría que un poco el aprender a llevar a la música las cosas que pasan sin ser tan didáctico y sin ser tan obvio, porque como que muchas personas escuchan “Sobrio” y siento que piensan como de “güey, ¿dónde están las letras?”, siento que hasta se imaginaban como que yo iba a estar cantando acerca de la sobriedad o de alcohólicos anónimos. Siento que es aprender a llevar las cosas un poco de manera más abstracta y no ser tan didáctico y decir “voy a cantar una línea así”, sino “ah ok, qué te parece si lo decimos de esta forma, con esta textura o con esta grabación”.

Para finalizar, ¿qué proyectos tienes en puerta?

En este momento estamos llevando a cabo un proyecto que es una combinación de microscopía, música electrónica hecha en vivo con una persona cantando, sampleando, loopeando, con sintetizadores modulares. Lo vamos a presentar en un foro de televisión. Inés Gutiérrez Jaber, Concepción Huerta y Opuntia son parte del proyecto.

Luego está Extraperrestre, mi banda, la que tengo con mis amigos, es un proyecto muy chido que nos llena un chingo, es igual música en vivo, lo de nosotros es improvisar. Cuando hemos tratado de tocar las rolas como las tenemos en estudio no salen igual, todos somos productores, somos muy clavados. Igual están algunas colaboraciones, está también “Ladridos”, un proyecto que tenemos con Nicolas Jaar, somos varias personas de Latinoamérica que estamos haciendo una especie de comunidad, como un colectivo.

Conéctate con Isaac Soto en https://www.facebook.com/isaacsotobarajas

Escucha Sobrio aquí:

*Fotografía de portada cortesía de Isaac Soto

*Si deseas contactarnos, escribe a redaccion@random.lat 

Alejandro Arámburo

Ha escrito para las revistas Vice (Thump, Noisey en Español) y DJ Mag México. Sus gustos musicales van del post punk a la salsa, sin embargo, la música electrónica es lo suyo.