A mediados de la década de los 90s, Trainspotting irrumpía en las salas de cine del mundo: cinco heroinómanos escoceses acaparaban los reflectores, en una historia vertiginosa que se desarrolla en los límites de la comedia negra y la tragedia.
El film de inmediato se hizo de legiones de seguidores por varias razones: habría que remitirnos a las actuaciones; a la historia turbulenta escrita por Irving Welsh; a la magistral dirección de Danny Boile; y por supuesto, no podríamos dejar de lado el soundtrack, que de una u otra forma elevó el film aún más, a la estratosfera mainstream. Es inevitable escuchar las primeras líneas de sintetizador de la canción “Born Slippy” de Underworld, sin que nuestra memoria se tele transporte en ese instante a la escena en la que un Mark Renton (Ewan McGregor) despreocupado y sonriente, va caminando sobre un puente, cargando una maleta repleta de billetes.
Era mediados de los 90s y las tendencias musicales se reconfiguraban a nivel mundial. El grunge, que a principios de dicha década se había convertido en punta de lanza del rock, comenzaba a perder notoriedad. El 5 de abril de 1994, Kurt Cobain, uno de sus máximos exponentes, se metía un tiro en la cabeza, y con ello, coincidencia o no, comenzaría a desdibujarse la escena de Seattle. Al mismo tiempo las fiestas rave se expandían rápidamente por todo el mundo, musicalizadas por DJs y live acts de techno y sus ramificaciones como el house y el trance. De forma paralela, el britpop hacía lo propio ganando adeptos a pasos agigantados con bandas como Oasis, Blur y Pulp, entre otras. Sin duda, el mundo de la música estaba cambiando y el soundtrack de Trainspotting era fiel reflejo de dicha transformación.
El soundtrack fue lanzado el 9 julio de 1996, apenas cinco meses después de estrenada la cinta. El compilado ilustra a detalle cómo se desarrolló ese capítulo de la historia de la cultura pop que conecta a tres décadas y a por lo menos cuatro estilos que marcaron el rumbo de la música, incluso hasta nuestros días: nos referimos a la conexión punk, post-punk, new wave y electrónica; con Iggy Pop y los Stooges (70s) como uno de los artífices del proto-punk; New Order (80s) como el puente que une al post-punk con la electrónica; desembocando finalmente en Bedrock (90s) y sus beats, producidos de principio a fin por cajas de ritmo y sintetizadores.
El soundtrack tuvo un costo de alrededor de 800 mil libras y fue lanzada el 9 de julio de 1996 por EMI en Inglaterra y por Capitol Records en Estados Unidos. Ganó el premio Brit como Mejor Soundtrack. En 2007 la revista Vanity Fair consideró a la música del film como la séptima mejor banda sonora de películas de la historia. Solo en Reino Unido llegó a vender casi un millón de copias. Fue tanto su éxito que en 1997 se lanzó un volumen 2 que incluye a artistas como David Bowie, Heaven 17, Joy Division, Goldie y versiones remezcladas de algunos tracks que aparecen en el primer disco.
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